La Reserva de la Biosfera de los valles de Leza, Jubera, Cidacos y Alhama ha celebrado la reunión semestral de la Junta Directiva, su ente de gestión, en el que ha dado cuenta de las actuaciones realizadas durante la anualidad 2022 en esta área reconocida por la UNESCO, por su equilibrio entre preservación de la naturaleza y de las actividades humanas tradicionales y patrimonio asociado.
La Junta también ha decidido la inclusión de la misma en la Red de Reservas de la Biosfera de Montaña y ha aprobado una nueva planificación de carácter decenal con las principales líneas de trabajo que desarrollará, entre las que destaca impulsar la marca ‘La Rioja Reserva de la Biosfera’, que ampara los productos y servicios de este territorio que ocupa el cuarto suroriental de la Comunidad Autónoma, potenciar el patrimonio geológico de la Reserva, aprovechar el potencial de los polinizadores y poner en valor la provisión de servicios de los ecosistemas de esta zona de La Rioja.
La Junta Directiva celebrada hoy ha ratificado los cuatro ejes de trabajo que seguirá la entidad durante los próximos diez años para hacer frente a los desafíos globales a los que nos enfrentamos como sociedad, entre los que se encuentran el cambio climático, la pérdida acelerada de biodiversidad y el reto demográfico, en un contexto de cambio social y económico a nivel mundial.
La aprobación de esta planificación es relevante, en esta ocasión, ya que la Reserva de la Biosfera se está sometiendo a un proceso de renovación de este reconocimiento por parte de UNESCO, la organización de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, en los próximos meses.
El consejero de Sostenibilidad, Transición Ecológica y Portavocía, Álex Dorado Nájera ha presidido hoy la Junta a la que también ha asistido el director general de Calidad Ambiental y Recursos Hídricos, Rubén Esteban, como vicepresidente, otros directores generales, personal del Servicio de Integración Ambiental que gestiona la Reserva, los representantes municipales designados y representantes de distintas asociaciones socioeconómicas y ambientales implicadas en la Reserva de la Biosfera riojana.
El consejero Álex Dorado ha remarcado la necesidad de “dar a conocer la Reserva de la Biosfera entre los riojanos, un territorio privilegiado ambiental y culturalmente, que se enfrenta al reto demográfico y que cuenta con el privilegio de estar reconocida internacionalmente por todo ello, algo que tenemos que potenciar como así hemos hecho durante los últimos años”. “La conservación de su patrimonio natural y de su patrimonio cultural, deben seguir siendo la parte fundamental del desarrollo sostenible de esta zona de La Rioja”.
Reforzar la identidad colectiva de la Reserva
El primero de los ejes es el de la ‘Gobernanza de la Reserva’, que abarca el Plan de Gestión 2024-2033, en la que se propone como objetivo la mejora de la participación pública en la gestión de la Reserva de la Biosfera y el refuerzo de la identidad colectiva alrededor de ésta figura, a través de la mejora del conocimiento de la zona y el desarrollo de proyectos conjuntos. Otro de los puntos tratados ha sido la mejora de sus instrumentos de gestión, a la luz de un estudio realizado por la Universidad de La Rioja que recomienda dotar a la Reserva de la Biosfera de los valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama de una entidad jurídica propia que abarque al Gobierno de La Rioja y los municipios que la forman para alcanzar sus objetivos.
En el ámbito de la “Gestión Sostenible del Patrimonio Natural y la Biodiversidad”, la gestión del agua, la gestión sostenible de los residuos y la adaptación al cambio climático tienen un papel destacado. Además, el patrimonio geológico, paisajístico y la conservación de la biodiversidad, en este último caso en relación con la mejora del conocimiento y la conservación de polinizadores, se proponen también como líneas de trabajo.
También se establece en este plan un compromiso de la Reserva de la Biosfera con la provisión de servicios de los ecosistemas, siendo el agua el principal eje de trabajo, manteniendo los programas que permiten mejorar el conocimiento de este recurso, como Amigos de los Ríos o el Inventario de Fuentes y Manantiales, y tratando de garantizar el abastecimiento de agua potable a las propias poblaciones del área.
La contribución de la Reserva de la Biosfera al “Desarrollo Socioeconómico Sostenible” de sus habitantes tiene un papel destacado, en el que se propone reimpulsar la marca que ampara los productos y servicios de la Reserva de la Biosfera, mantener las apuestas por el turismo de estrellas y el turismo geológico, contribuir desde la Reserva a la conservación de patrimonio cultural material e inmaterial de los pueblos de la Reserva, e impulsar este desarrollo económico a través del conocimiento.
Finalmente, la Reserva de la Biosfera propone una cuarta línea de trabajo de “Conocimiento e Investigación” en la que prima el impulso a la educación ambiental y la generación de conocimiento científico y su trasferencia a la sociedad son especialmente relevantes.
La aprobación de esta planificación es relevante en esta ocasión, ya que la Reserva de la Biosfera se está sometiendo a un proceso de renovación de este reconocimiento por parte de UNESCO, que se prolongará durante los próximos meses, para concluir si se mantiene este importante reconocimiento internacional durante el próximo decenio.
Otro de los temas tratados ha sido la valoración de la iniciativa de cesión al Gobierno de La Rioja de bienes de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño de bienes patrimoniales para su consolidación y reutilización para fines relacionados con la Reserva de la Biosfera, En concreto, las iglesias de Santa María la Blanca, de Torremuña (Ajamil), la de San Juan Bautista de Larriba de Cameros (Ajamil) y la de la Asunción de Santa María en Cameros (San Román de Cameros) que podrán conservarse para las generaciones venideras y formar parte de los atractivos de la zona.
Plan de Gestión propuesto para los próximos 10 años
Transcurridos 20 años desde la declaración de la Reserva de la Biosfera de los valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama, se hace necesario definir un nuevo Plan de Gestión para una nueva década.
Al igual que en las etapas anteriores, la planificación se ha establecido en torno a cuatro líneas estratégicas de trabajo, con las que abordar el cumplimiento de los objetivos de una Reserva de la Biosfera: ‘Gobernanza’, ‘Gestión sostenible del patrimonio natural y la biodiversidad’, ‘Desarrollo rural sostenible’ y ‘Conocimiento e investigación’.
Si bien, a la hora de definir las líneas específicas de trabajo en cada una de ellas, los habitantes y agentes económicos, sociales y culturales del territorio han tenido un papel más relevante que en anteriores ocasiones canalizado a través de amplios procesos participativos en el territorio impulsados por el Gobierno de La Rioja.
Teniendo en cuenta que la Reserva de la Biosfera debe contribuir, en la medida de sus posibilidades, a dar respuesta a los desafíos globales a los que nos enfrentamos como sociedad, entre los que se encuentran el cambio climático, la pérdida acelerada de biodiversidad y el reto demográfico, para determinar las citadas líneas de trabajo, se han considerado además las principales estrategias y planes desarrollados para afrontarlos a nivel internacional, nacional y regional.
Así, se ha trabajado en la relación con diferentes planes y estrategias, entre los que se incluyen los de aplicación del Programa MaB, y en particular la Estrategia MaB (2015-2025), el Plan de Acción de Lima (2016-2025) y el Plan de Acción de Ordesa-Viñamala (2017-2025). También se ha trabajado tomando como base los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible; con el Convenio para la Diversidad Biológica y el Marco Mundial Kunming-Montreal; con el Acuerdo de París sobre cambio climático y con las Estrategias y Planes Nacionales de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030) y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima a 2030 para la mitigación del cambio climático.
La Estrategia frente a la Despoblación y el Reto Demográfico de La Rioja y el Pacto para la Activación Rural de La Rioja han sido también, en este aspecto, dos de los principales documentos de interés.
Por otro lado, se ha hecho necesario considerar las consecuencias económicas, políticas y sociales de los numerosos cambios globales que han tenido lugar en los últimos años y que están transformando nuestras realidades, como la crisis sistémica de 2008, la pandemia de Covid-19 y la guerra de Ucrania, con importantes consecuencias en las condiciones de vida de las poblaciones.
En los últimos años, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España (PRTR), ha permitido poner en marcha iniciativas y proyectos en las Reservas de la Biosfera financiados a través de los fondos ‘Next Generation’ de la Unión Europea en coordinación con el resto de Reservas de la Biosfera Españolas, siendo actualmente uno de los planes que determinan algunas de las líneas de trabajo en el territorio.
Entre ellos, se ha impulsado la restauración y puesta en valor de numerosos yacimientos paleontológicos de huellas de dinosaurios, se han restaurado elementos del patrimonio cultural como la iglesia de Santiago de Ribalmaguillo (Munilla) e iniciado otros proyectos para elementos del patrimonio arquitectónico en Turruncún (Arnedo), Villanueva de San Prudencio (Lagunilla del Jubera) y Valtrujal (Robres del Castillo) y se ha financiado la elaboración del inventario de polinizadores.
El Pacto Verde Europeo y la nueva Política Agraria Comunitaria (PAC) también se han considerado elementos relevantes a la hora de planificar para esta nueva década ya que el sector primario es el principal activo económico del territorio.
Los valles de la Reserva de la Biosfera
Los valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama fueron declarados Reserva de la Biosfera el 9 de Julio de 2003. Un reconocimiento que afecta a una superficie de 122.811 Ha, perteneciente a un total de 40 municipios de estos cuatro valles, que supone el 24% de La Rioja. Concretamente se ubica en la zona más suroriental de La Rioja, e incluye ‘las sierras’ de los valles del Leza, Jubera, Cidacos, Linares y Alhama, y el valle de Ocón, ocupando casi la cuarta parte de la superficie regional.
La alternancia entre cañones y valles abiertos define su paisaje, y junto a su altitud y clima, condiciona los usos y actividades del territorio.
El valle del Leza el Camero Viejo es un territorio al que se accede a través de un abrupto cañón fluvial flanqueado por imponentes pliegues geológicos, en cuyos cortados anidan numerosas aves rapaces, por el que se accede a un valle salpicado de pintorescos pueblos, bonitas dehesas como las de Muro de Cameros, San Román de Cameros y Cabezón de Cameros e importantes bosques atlánticos.
El valle del Jubera es un espacio para disfrutar del silencio, de la naturaleza, y de lugares que resisten con dificultad a la despoblación, como Robres del Castillo, San Vicente de Robres, Santa Marina, El Collado o Jubera, y muchas otras localidades abandonadas por la despoblación que caracterizan esta zona como Reinares, Oliván, Ribalmaguillo, La Monjía o Lasanta
El valle de Ocón se caracteriza por agrupar media docena de localidades dispersan en un entorno en el que se combinan territorios agrícolas con forestales en ecosistemas de dehesas, con un gran patrimonio cultural y una amplia y activa vida asociativa.
El valle del Cidacos, Peña Isasa y las Peñas de Arnedillo marcan el acceso desde Préjano y Santa Eulalia, en la parte más amplia del valle, a un territorio de montaña en el que disfrutar de sus numerosos recursos termales, paleontológicos y micológicos en los entornos de Enciso, Munilla, Zarzosa y sus aldeas.
El valle de Alhama es el espacio más habitado de la Reserva de la Biosfera concentrándose su población en los núcleos de Aguilar y Cervera del Río Alhama y en Igea, en el Linares. Cuenta con un amplio patrimonio cultural y natural, y una consolidada industria artesana entorno a la fabricación de alpargatas y recursos mineros como las piritas de Navajún y de Ambas Aguas.