Alumnas de la Universidad de Navarra han participado en un proyecto para enseñar castellano y apoyar el proceso de socialización de niños y jóvenes en la localidad navarra
Beatriz Abad, estudiante de cuarto curso del Doble Grado en Pedagogía y Educación Primaria de la Universidad de Navarra, no se lo pensó dos veces cuando la profesora Carmen Urpí le propuso participar en un proyecto de diversidad cultural en el colegio Juan de Palafox de Fitero (Navarra). “Además de tener la oportunidad de realizar prácticas en verano, quería conocer de primera mano cómo aprendían los niños el español como segunda lengua y aspectos relacionados con la convivencia con una comunidad inmigrante tan grande como la que hay en Fitero”, explica.
Este proyecto se enmarca en el programa ‘Revitalizar el Patrimonio Rural’, promovido por la Universidad de Navarra, Gobierno de Navarra y Fundación La Caixa. Y surge de la relación entre el Ayuntamiento de Fitero, concretamente entre Antonieta Berdonces, técnica de Convivencia Intercultural, y las profesoras de la Universidad de Navarra Ruth Breeze, Ana María Fernández Vallejo y Sarali Gintsburg. Estas tres investigadoras lideran el proyecto KINESIS, cuyo objetivo es revitalizar las zonas rurales, estimulando la creación empresarial, la inclusión social y fomentando nuevos enfoques educativos, innovadores y multidisciplinares.
Atención a la diversidad desde un enfoque inclusivo
“La finalidad de esta iniciativa era trabajar la atención a la diversidad desde un enfoque inclusivo, proporcionando apoyo en lengua castellana, apoyo educativo general y formación en hábitos de estudio a lalumnos del colegio público Juan de Palafox de Fitero. Otro objetivo era promover la convivencia intercultural, mediante actividades en las que han aprendido sobre aspectos del pueblo con la ayuda de diferentes miembros de la comunidad local”, explica Ruth Breeze.
La estudiante Nuria Ferrer, al igual que su compañera Beatriz Abad, estuvo durante el mes de julio y parte de agosto. Ambas preparaban las actividades lúdicas como ejercicios de lectoescritura, exposiciones orales o excursiones para conocer el pueblo. “Sobre todo, se trataba de fomentar el respeto, el compañerismo y la buena convivencia entre los chicos y chicas”, señala la alumna.
Estas actividades estaban coordinadas por Alba Zubiría, graduada en Magisterio Infantil y Pedagogía por la Universidad de Navarra, quien también hizo de enlace entre los alumnos, el centro y el Ayuntamiento. Además, estuvieron tutorizadas por la profesora de la Facultad de Educación y Psicología Carmen Urpí; Katya Palafox, tutora del practicum del grado en Pedagogía; y Ruth Breeze, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad (ICS). “Participar en estos proyectos permite que las estudiantes pongan en práctica los contenidos del grado en Pedagogía, didáctica de la lengua o atención a la diversidad”, explica Ruth Breeze.
Las alumnas destacan cómo esta experiencia les ha sacado de su zona de confort y cuáles han sido los retos a los que se han enfrentado. Para Beatriz, algunos de ellos se han relacionado con la gestión emocional, los conflictos interpersonales y la violencia. “Por otro lado, he aprendido muchísimas cosas sobre la comunidad marroquí, lo que me ha servido para cambiar muchas ideas preconcebidas y que no son ciertas”, apunta.
“En todo momento, buscábamos mostrarles formas sanas de relacionarse interpersonalmente, pero es cierto que existían muchos obstáculos de base que, en ocasiones, les impedían forjar amistades sanas y basadas en la confianza. Además, el tema del idioma también fue un reto”, añade su compañera Nuria. “Me he llevado un aprendizaje enorme. He conseguido educar mi mirada a niveles que jamás pensé que pudiera, eliminando todo tipo de prejuicios que pudiera tener y viendo a las personas como lo que son, seres humanos, sin poner de por medio la cultura, es decir, que esta no eclipsara la verdadera esencia de la educación”, concluye.