El barco de rescate Aita Mari ha salvado este sábado a 108 personas que se encontraban a la deriva en el Mediterráneo central, a bordo de dos embarcaciones en situación de grave riesgo. La operación se enmarca en la misión número 15 de este buque humanitario gestionado por una ONG vasca, que prosigue con su labor de rescate y denuncia de la situación en las fronteras europeas.
108 personas a la deriva, procedentes de 11 países
Las alertas fueron emitidas en la mañana del sábado por Alarm Phone, que advirtió sobre la situación de peligro extremo en la que se encontraban dos embarcaciones. A bordo viajaban 84 hombres, 13 mujeres y 13 menores de edad, muchas de estas personas en situación de especial vulnerabilidad. Proceden de hasta 11 países, varios de ellos afectados por conflictos prolongados, como Sudán, Togo o Nigeria, y trataban de alcanzar las costas europeas tras haber pasado la noche a la deriva.
Salud deteriorada y condiciones críticas
Según ha informado la tripulación del Aita Mari, los rescatados presentaban síntomas de deshidratación, agotamiento y mareos, y algunos sufrían infecciones respiratorias debido a la exposición al frío, la humedad y la falta de atención médica básica. Estas condiciones reflejan el nivel de desesperación de quienes se ven forzados a emprender la peligrosa ruta migratoria del Mediterráneo central.
Las alertas fueron compartidas con las autoridades competentes y con la flota civil presente en la zona. Ante la falta de respuesta oficial, el Aita Mari se dirigió hacia las embarcaciones y efectuó el rescate, estabilizando a las personas más afectadas y prestando los primeros auxilios.
Puerto asignado: Salerno, pero se solicita uno más cercano
Tras el operativo, las autoridades italianas han asignado al Aita Mari el puerto de Salerno como punto de desembarco. Sin embargo, dada la situación delicada de las personas rescatadas y las malas previsiones meteorológicas para el lunes 7 (con olas previstas de hasta dos metros), se ha solicitado un puerto más cercano, que permita un desembarco más rápido y seguro, conforme a los principios humanitarios y al derecho internacional.
Un contexto político cada vez más restrictivo
Esta podría ser la última misión del Aita Mari antes de la entrada en vigor del nuevo Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, que endurece las políticas migratorias. Este marco legal plantea la externalización de fronteras y la creación de centros de retorno en terceros países, siguiendo modelos como el promovido por el gobierno de Giorgia Meloni, lo que podría suponer una vulneración de los derechos humanos de personas que buscan protección internacional.
«Una búsqueda de paz en un mar de desafíos»
«Estos jóvenes y menores han enfrentado una vida marcada por guerras olvidadas, violencia extrema y un sufrimiento inimaginable. Arriesgan todo en busca de algo que muchos damos por sentado: la posibilidad de vivir en paz», ha señalado el equipo del Aita Mari.
El barco permanece a la espera de instrucciones, a la vez que continúa solicitando un puerto de desembarco más cercano, dada la situación crítica de las personas a bordo.