El Instituto de Estudios Riojanos (IER) edita un volumen que recoge los resultados del proyecto de investigación “Impacto Social de la brecha digital en la Comunidad Autónoma de La Rioja”. Domingo Carbonero Muños ha sido el encargado de coordinar esta monografía de investigación en la que han participado ocho investigadores e investigadoras de distintas áreas de conocimiento del Departamento de Derecho (Trabajo Social y Servicios Sociales, Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y Derecho Eclesiástico del Estado) y de la Cátedra Unesco, Ciudadanía Democrática y Libertad Cultural de la Universidad de La Rioja.
Para el trabajo de investigación de este libro divulgativo, organizado en ocho capítulos, se ha contado con la participación de diferentes federaciones y confederaciones de padres y de madres como FAPA y CONCAPA, y con entidades sociales como Cáritas Chavicar, APIR, La Rioja sin Barreras, ARNAC, la Asociación de Scouts, la Asociación Vecinal Madre de Dios, la Universidad de La Rioja, la Asociación de familias monoparentales, la asociación ARPANIH o la asociación ARDACEA. Con ellos, se establecieron diferentes grupos de discusión en los que participaron madres y profesorado, y que han servido para identificar las principales percepciones en el uso de las nuevas tecnologías. A través de una encuesta no probabilística planteada a 528 padres y madres se han podido conocer las principales dificultades que encuentran, identificar las desigualdades según el nivel educativo y elaborar posibles propuestas o recomendaciones para abordar los problemas que presenta la brecha digital y el manejo de las competencias digitales.
Para su desarrollo se establecieron tres aspectos que aluden a la brecha digital: las desigualdades en el acceso a internet, la disponibilidad de equipamientos y el uso de las competencias digitales recogidas en el Marco Europeo de Competencias Digitales, también conocido como DigComp. En base a este marco, se incluyeron cuestiones relacionadas con el acceso a la información, la colaboración y comunicación, creación digital, seguridad y resolución de problemas. Las conclusiones se organizan en base a los cinco tipos de competencias, señalando aquellos aspectos que deben reforzarse en la atención con las familias y en particular con aquellas más vulnerables.
Teniendo en cuenta la extensión de los equipamientos, el acceso a internet mediante conexión fija o móvil y el acceso generalizado a las nuevas tecnologías por parte de los hogares con menores a cargo, el estudio constata que aquellos padres y madres con estudios más bajos son aquellos que disponen en menor medida de acceso a tablet o de ordenadores de sobremesa o portátiles.
Atendiendo a las competencias en materias de información y de comunicación como la selección adecuada de las fuentes de información y la producción adecuada de conocimiento, las conclusiones del volumen demuestran la necesidad de reforzar entre toda la población encuestada actividades como “participar en redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram)” o “telefonear o realizar video llamadas a través de internet”. Por otro lado, aparecen actividades que se realizan con mayor frecuencia por parte de padres y de madres con menor nivel de estudios, tales como “leer revistas, noticias de actualidad online” o la “búsqueda de información sobre bienes y servicios”.
El estudio analiza también las competencias de contenido y de creación digital incluyendo distintos aspectos relativos a la elaboración y creación digital, la programación o la disponibilidad de cualidades con las que resolver problemas digitales. Las evidencias en estas tareas señalan la baja extensión de actividades relacionadas con la administración digital, la formación, la creación de contenidos o de usos en los espacios de almacenamiento, la configuración de los programas, el uso de lenguajes de programación y la venta de bienes o de servicios. Además, los resultados obtenidos muestran que los hogares con menor nivel educativo desempeñan con menor frecuencia estas actividades.
Resulta necesario reforzar las actividades de privacidad
De esta manera, la investigación contempla además la necesidad de reforzar las actividades de privacidad para el conjunto de los hogares encuestados, apuntando tasas superiores al 40% para el conjunto de los padres y de las madres en actividades tales como “leer la política de privacidad de los sitios webs antes de proporcionar información personal”, “¿ha cambiado alguna vez la configuración de su navegador para prevenir o limitar las cookies?”, “la comprobación de la seguridad existente por la página web que se consulta” y “la restricción geográfica en el acceso a internet”, “limitar el acceso a su perfil o contenido de redes sociales o almacenamiento compartido” y “denegar el permiso del uso de información personal para fines publicitarios”. Sin embargo, según el estudio editado por el IER, las familias con menor nivel educativo presentan mayores riesgos en actividades adicionales como la limitación de los “Cookies y rastreo de movimientos de personas en internet” o “limitar el acceso a su perfil o contenidos o de redes sociales o almacenamiento compartido”.
El trabajo también analiza los aspectos de seguridad como la comprensión de los riesgos y de las amenazas que existen en el ámbito digital. En este caso, los resultados indican que el 70% de los hogares no utiliza equipamientos de seguridad y alrededor del 40% de las familias que han participado en el estudio no tienen o desconocen el software o servicios de seguridad como la existencia de antivirus o spam en su teléfono, siendo estas cifras aún mayores entre los encuestados con niveles educativos más bajos.