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Finalizan las obras de restauración del puente medieval de la Ida en Lumbier

La consejera de Cultura, Deporte y Turismo, Rebeca Esnaola, ha visitado hoy el puente medieval de la Ida, en Lumbier, tras la finalización de las obras...

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Puente de la Ida

La consejera Esnaola y el resto de la visita, en una vista desde la parte inferior del puente

Un momento de la visita

Vista de uno de los arcos

  • La consejera de Cultura, Deporte y Turismo y la alcaldesa de Lumbier visitan la infraestructura tras las obras, que han supuesto una inversión final d

La consejera de Cultura, Deporte y Turismo, Rebeca Esnaola, ha visitado hoy el puente medieval de la Ida, en Lumbier, tras la finalización de las obras de restauración del mismo que, iniciadas en agosto de 2023, han supuesto una inversión de 1.002.387 euros.

La consejera ha estado acompañada en la visita por la alcaldesa de Lumbier, Rocío Monclús. La restauración ha sido promovida y financiada por la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra, y el proyecto y la dirección de las obras corresponden al arquitecto José Luis Franchez y a los aparejadores Pablo Jarauta y Nora Oroz, técnicos del Servicio de Patrimonio Histórico de la Institución Príncipe de Viana. Los trabajos, que ha realizado Construcciones Leache S.L., se han prolongado durante diez meses, y finalizaron el pasado mes de mayo. 

Restauración

La restauración del puente ha permitido recuperar la configuración propia de este tipo de construcciones medievales y garantizar su durabilidad, y ha sido acorde a la preservación de sus valores y condiciones histórico-artísticas y a su protección cultural.

Las obras han tenido en cuenta, también, las determinaciones establecidas por la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, que contemplaban algunas precauciones a tener en cuenta con respecto a la fauna de la zona (murciélagos y vencejos y otras aves, principalmente).  Los trabajos previos consistieron en la retirada de la vegetación enraizada en la infraestructura y la limpieza de ramas y troncos que habían quedado retenidos en la base de las pilas por efecto de riadas recientes. Se procedió, también, a una limpieza con agua a presión de las superficies de algunos elementos, mientras que las hiladas de sillarejo movidas o deterioradas fueron sustituidas empleando piedra del mismo tipo que la original. Lo más significativo es la reposición de los pretiles y la colocación de un nuevo pavimento de adoquín y de piedra arenisca, que cuenta con una línea longitudinal central y bandas transversales de piezas alargadas y anchuras variables, disponiéndose en los extremos sendas franjas de losa gruesa. 

Todas las actuaciones han permitido, en su conjunto, devolver al puente de la Ida un aspecto acorde con la configuración medieval que pudo tener en origen.

Menciones desde el S. XVI

El puente de la Ida cuenta con una longitud total de unos 120 m., y salva el cauce del río Irati mediante cuatro arcos semicirculares jalonados por tres tajamares con sus respectivas pilas. La anchura del puente primigenio, incluyendo sus pretiles, era de unos 3,75 m. No dispone de aletas en ninguna de las dos márgenes, ya que el camino que llegaba de Pamplona hasta Lumbier, al que estaba vinculado, lo atravesaba longitudinalmente.

Hay documentados pleitos y reparaciones desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. No obstante, el puente quedó sustancialmente modificado por las sucesivas obras de ampliación de su calzada realizadas a finales del siglo XIX y durante la mitad del XX para capacitarlo para el tránsito de vehículos, y ese era el estado previo a las obras de restauración realizadas. 

En cuanto a su denominación, alude al curso fluvial que atraviesa. En 1553 aparece la primera mención explícita como “la puente llamada Guía”. La forma Guía para denominar al río se mantiene hoy día entre algunas personas mayores de la zona y se trata, en realidad, de una variante de otra más antigua, Guida, que dio nombre al valle que atraviesa, Lónguida. La actual denominación (Irati) no aparece hasta bien entrado el siglo XVII y no se impone con claridad sobre la antigua hasta entrado ya en el siglo XIX.

 

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