El significado del matrimonio y la forma de comprender el amor y las relaciones sentimentales han cambiado radicalmente en las últimas décadas. Hasta los años 80 y 90, las parejas se casaban impulsadas por una tradición casi imposible de eludir. La mayoría iniciaban con ese trámite una nueva vida: una casa nueva, la primera convivencia, la liberación de las normas familiares y la construcción de un nuevo hogar desde cero. Durante los años 2000, todo este proceso ha experimentado grandes transformaciones. La mayoría de las parejas ahora conviven antes de casarse, han disfrutado de su juventud con mayor libertad y la tradición religiosa tiene mucho menos peso en la sociedad.
El sector de las bodas, al igual que el resto del mundo, está sufriendo diferentes cambios derivados de un relevo generacional. En concreto dado por la generación Z, que comienza a casarse ahora. En el panorama nupcial, quedan atrás las tendencias que adoptaron los millennials para celebrar sus compromisos, dando paso a nuevas formas de decir “sí quiero”. Una visión renovada del matrimonio en la que influyen sus valores sobre el amor, que se diferencian en gran medida de los anteriores.
Uno de los principales cambios que además, ayuda a minimizar el presupuesto, dado el gran desembolso que supone una boda, es el de la planificación previa junto a wedding planners que faciliten la organización del enlace como Dewedd.
Si se habla del traje nupcial, la variedad de estilos se adapta a las diferentes personalidades de las novias. Desde la elegancia clásica de Álex Vidal, hasta los vestidos cortos y modernos de Celia B, ideales para un segundo look. Los conjuntos de dos piezas también destacan, como el top con falda larga de Hortensia Maeso, o la blusa y pantalón de Artôla Couture, perfectos para bodas civiles donde el estilo y la comodidad son clave.
Por otro lado, los looks de los invitados también han evolucionado en estos años. La generación de los millenials buscaban vestidos mucho más sofisticados y especiales con los que poder deslumbrar en la ceremonia, unos vestidos que fuesen adecuados para la ocasión. En cambio, las nuevas generaciones piensan más en el presupuesto, la versatilidad de las prendas y la sostenibilidad.
Marcas como Koahari, Mario Salafranca o MATTUÎ Collection buscan esa versatilidad en sus atuendos, ya sean mediante diferentes patrones con la técnica del cut out, las inclusiones de plumas o tul, y los colores vibrantes. Estas firmas presentan una amplia variedad de opciones que pueden ayudar en la temporada de bodas y en el día a día.
Algo que caracteriza a estas nuevas generaciones es la apuesta por los vestidos mini o midi para celebraciones nupciales, algo que antes resultaba impensable, ya que no se cumplía con el protocolo de vestimenta tradicional. Para las más atrevidas, firmas como Juan Vidal o María Luisa de España presentan opciones especiales, que combinan la pedrería, los lazos y las transparencias.
Y, por supuesto, para rematar cualquier conjunto, los accesorios y el momento beauty son esenciales para lograr un acabado perfecto. Los zapatos de Just-Ene no solo ofrecen un toque de estilo personalizado, sino también comodidad para saltar y bailar sin parar. La lencería de La Corsetera asegura que cada prenda luzca impecable, combinando confort y elegancia bajo cualquier vestido. Por último, los productos de Glowfilter añaden el punto perfecto de luminosidad, garantizando una piel radiante y natural que realza la belleza del look completo.